Las soluciones de microfiltración para el agua envasada

planta embotelladora de agua

El agua envasada que encontramos en cualquier supermercado se puede clasificar en: agua mineral natural, agua de manantial y agua potable preparada. Dependiendo de qué tipo sea, se podrá someter a diferentes tratamientos de microfiltración previos para garantizar la máxima calidad del producto.

  • Agua mineral natural: se debe embotellar en origen mediante la conducción directa desde la fuente a la botella. Para ello, la fuente ha de garantizar la seguridad microbiológica del agua sin necesidad de llevar a cabo procesos de desinfección, y el contenido de sales minerales ha de ser estable.
  • Agua de manantial: sus características son muy similares a las del agua mineral natural, pero no requiere un contenido estable de sales minerales.
  • Agua embotellada: conocida también como agua potable preparada o agua de mesa, ha de cumplir con las normas locales sobre agua potable. Para hacerlo posible, puede ser tratada, desinfectada o desclorada. Además, para conseguir el gusto y el equilibrio mineral deseados, puede ser desmineralizada y remineralizada. En el caso de las aguas carbonatadas, se les puede añadir dióxido de carbono.

¿En qué consiste la microfiltración del agua?

La microfiltración permite eliminar las partículas y microorganismos no visibles para el ojo humano que afectan a la calidad del agua y otros líquidos. En la producción del agua embotellada, la microfiltración sin salida, es decir, en la que todo el líquido a tratar pasa a través del filtro, se utiliza en diversas áreas del tratamiento, incluyendo la aplicación de aromatizantes y de gases como el CO2.

Gracias al tratamiento, el agua embotellada mejora su estabilidad física, química y biológica, lo que le permite resistir a cambios potencialmente nocivos. La estabilización, por tanto, consiste en un conjunto de procedimientos preventivos que se desarrollan a lo largo de toda la fase de producción.

En Disorca somos especialistas en la microfiltración del agua embotellada. Trabajamos con los productos filtrantes de Parker domnick hunter, la compañía líder del mercado, que ha desarrollado la línea BEVPOR, específicamente dirigida al sector para proteger el agua de la contaminación externa sin alterar su microflora natural.

Aunque cada proceso de embotellado es individual, las exigencias que se plantean a los sistemas de filtrado suelen ser comunes. Gracias a un conocimiento técnico detallado del sector, nuestras soluciones recogen las demandas más habituales y son capaces de adaptarse a las necesidades concretas.

Fases de la microfiltración

Clarificación

Diferenciamos entre: 1) clarificación gruesa, que consiste en la eliminación de partículas para mejorar la calidad visual o proporcionar una primera etapa de microfiltración que proteja los filtros más finos; y 2) clarificación fina, fase en la que se eliminan o reducen el número de partículas y microorganismos no visibles que, sin embargo, pueden afectar a la turbidez o transparencia del agua, así como a la efectividad de las membranas de la fase de esterilización.

Esterilización

La esterilización permite estabilizar el agua microbiológicamente antes de su envasado. De este modo, se garantiza el cumplimiento de las normas de seguridad alimentaria y se alarga la vida útil del producto. Las membranas microporosas eliminan los microorganismos patógenos tanto del agua de mesa como de los líquidos auxiliares que se utilizan en el lavado de las botellas, los gases para la carbonatación, el propulsor o el recubrimiento.

Existen tres métodos de esterilización:

  • Técnicas químicas: tienen la ventaja de esterilizar tanto el agua como el recipiente, pero las que se basan en compuestos de cloro dan lugar a sabores extraños. El ozono, en cambio, no afecta al sabor, aunque tiene otros inconvenientes que obligan a controles periódicos del contenido de partículas y que hacen recomendable recurrir a técnicas de pretratamiento.
  • Radiación ultravioleta: el tratamiento con UV destruye el ADN de los microorganismos. La eficacia de la esterilización depende de la longitud de onda, la intensidad y el tiempo de contacto. La intensidad se ve afectada por la antigüedad y limpieza de la lámpara, y por la turbidez del agua, de forma que esta debe ser filtrada antes de la radiación.
  • Filtración estéril: se lleva a cabo con una membrana polimérica microporosa, cuya capacidad de esterilización depende de su vida útil, por lo que debe estar protegida por etapas de prefiltración. El fabricante debe ser capaz de suministrar datos que verifiquen la eficacia del filtro. Esa es una de las grandes ventajas de la gama BEVPOR P respecto a otros tratamientos de esterilización, pues pueden ser probados de forma sencilla sin afectar a su rendimiento.

Microfiltración de gases e ingredientes auxiliares

Tras el correcto tratamiento del agua, es necesario protegerla de otras posibles fuentes de contaminación. Es el caso de los procesos de carbonatación, donde el purificador de dióxido de carbono PCO2 actúa de barrera junto a la microfiltración esterilizadora, o de la aromatización, en que los posibles contaminantes residen en los ingredientes utilizados durante las fases de almacenamiento y mezcla.

El tratamiento de las aguas minerales naturales

Las Directivas europeas prohíben cualquier tratamiento de las aguas minerales que afecte a su composición microbiológica o química natural. Ahora bien, sí se pueden eliminar el contenido no disuelto y los componentes inestables que forman precipitados en contacto con el aire, así como los tratamientos que protejan al producto de la contaminación externa, siempre que no influya en sus características naturales.

Tampoco está permitido alterar la población microbiológica del manantial, de manera que las empresas embotelladoras de este tipo de agua han de seleccionar filtros que protejan contra partículas y microorganismos extraños, que proporcionen la turbidez especificada, y cuya vida útil contribuya a optimizar los costes. En el caso de los filtros de Parker domnick hunter, están diseñados a partir de métodos predictivos de rendimiento y pruebas a pequeña escala, lo que garantiza una configuración óptima y la mejor relación calidad-precio.

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